Control de plagas Alicante

Ya hace bastante tiempo que la presencia de palomas en lugares públicos dejó de ser un hecho ordinario e intrascendente para convertirse en motivo de preocupación que requiere un control de plagas adecuado. La proliferación de estas aves en núcleos urbanos disparó las alarmas, en primer lugar, por la corrosión que provocan sus excrementos en edificios y mobiliario urbano. Pero fue la segunda oleada de preocupación la que alertaba de un peligro mucho mayor: el riesgo para la salud que supone el contacto de las palomas con los seres humanos.

Las palomas: un riesgo real para nuestra salud

Al igual que ocurre con la corrosión de los edificios, el foco de atención en lo relativo al potencial riesgo para la salud humana reside en las heces de las palomas. El contacto directo con sus excrementos y la inhalación de estos en forma de polvo (cuya formación es tremendamente rápida) son las principales vías de contagio de multitud de enfermedades. Veamos a continuación cuáles son algunas de estas patologías, la mayoría de ellas relacionadas con alergias y problemas respiratorios.

Enfermedades provocadas por palomas Salmonelosis

La bacteria de la salmonelosis suele ser trasmitida a través de los alimentos, por lo que deberíamos prestar especial atención al contacto que estos pudieran haber tenido con excrementos de paloma. Asimismo, podría transmitirse debido al contacto de las aves con la ropa tendida. Los síntomas en los humanos pueden ser de diversa índole, siendo los principales diarreas, vómitos o fiebre.

Clamidiosis

Aunque la clamidiosis no es una enfermedad exclusiva de las palomas (es común entre personas que trabajan con aves), estas pueden transmitirla con la misma facilidad que periquitos, loros u otros pájaros. Fundamentalmente, los humanos son contagiados con esta bacteria (Chamydia Psittaci) por vía respiratoria. Los problemas que conlleva suelen ser similares a los provocados por la neumonía o la gripe, aunque también pueden presentarse casos en los que la afección provoque daños estomacales.

Alveolitis alérgica

Esta afección suele ser confundida con un resfriado, debido a que los síntomas son muy similares. Consiste en una reacción alérgica de los alveolos ante el contacto con las plumas de las palomas y con el polvo producido por sus heces.

Criptococosis

Aunque esta patología es de las menos comunes de este listado, su peligrosidad hace conveniente que la incluyamos. El contagio se produce tras la inhalación o ingestión del hongo Crytococcus Neoformans, localizado en las heces de las palomas. Sus síntomas son los mismos que los propios de una meningitis o una meningoencefalitis.
Medidas contra las palomas

La primera medida de prevención contra las enfermedades provocadas por el contacto con las palomas es detener su proliferación. Aunque esto es algo complicado para el ciudadano de a pie, desde las instituciones se recomienda evitar en lo posible dejar huecos en los que las palomas puedan anidar. Para ello se recomienda estar alerta sobre la buena conservación de los edificios, sobre todo de aquellos espacios que proporcionen acceso a los tejados.

Una de las precauciones esenciales que deben tenerse en cuenta es no alimentar a las palomas, ni directa ni indirectamente. Para ello, es crucial evitar dejar restos de comida en terrazas (públicas o privadas), así como hacer un buen uso de los contenedores de basura. En algunas localidades (como en Madrid), el propio ayuntamiento prohíbe por ley dar de comer a estas aves.

Otras medidas cautelares, estas más vinculadas a la higiene y al día a día, es mantener limpios los alféizares, los suelos y cualquier otra superficie susceptible de haber estado en contacto con las palomas, con sus plumas o con sus excrementos. A la hora de limpiar estos últimos (a ser posible antes de que se sequen) deberemos tener especial precaución. En primer lugar, arrojaremos agua para intentar deshacernos de los restos fecales superficiales. Tras esta medida, procederemos a la limpieza manual de los excrementos, no sin antes colocarnos una mascarilla para evitar la inhalación del polvo. Además, es aconsejable el uso tanto de guantes como de trapos o bayetas no reutilizables. Asimismo, es preciso recalcar que esta tarea de limpieza nunca deberá ser dejada en manos de niños, ancianos o personas con problemas graves de salud, puesto que su sistema inmunológico es más débil que el de los adultos sanos y su riesgo de exposición ante enfermedades es mayor.