Por qué vestir a nuestros hijos con ropa ecológica

Desde hace algo más de diez años, la ropa ecológica ha ido ganando terreno en el mundo de la moda, y a día de hoy es una poderosa alternativa a las prendas producidas en masa. Este crecimiento de la moda ecológica y sostenible se debe fundamentalmente a la mayor concienciación que existe en la actualidad sobre los perjuicios que supone a nivel global —tanto para la naturaleza como para los humanos— la tendencia del usar y tirar.

Y es que, en efecto, compramos y utilizamos la ropa casi como si se tratara de la omnipresente comida basura. Estamos acostumbradas a renovar nuestro armario —al menos parte de él— de una temporada para otra, fenómeno alentado por las continuas y exitosas campañas comerciales de las grandes firmas. Sin embargo, cada vez son más las personas que se decantan por la ropa ecológica, y más cuando se trata del sector infantil —en este caso, la salud de los pequeños es la consideración de más peso.

Uno de los principales obstáculos con los que se topa la comercialización de la moda ecológica y sostenible es su elevado coste en comparación con la producida de manera tradicional. Y es que la producción de esta clase de prendas —al igual que sucede con la comida ecológica u orgánica— obliga a las firmas especializadas a fijar precios que, de media, son entre tres y cuatro veces más caros que los de las prendas basura. No obstante, existen poderosos motivos que justifican este mayor desembolso. Veamos los más importantes.

Son prendas más resistentes

Gracias al sistema de producción y a los materiales utilizados en el proceso, las prendas ecológicas son mucho más resistentes que las fabricadas masivamente. Esta ropa está pensada para durar, si no toda una vida, sí mucho más tiempo que la que acostumbramos a comprar. A las grandes firmas les interesa que sus prendas no nos duren mucho en el armario, ya que así lo renovaremos con más frecuencia, por lo que sus tejidos son de baja calidad. De este modo, no solo gastan menos dinero a la hora de producir —obteniendo una rentabilidad altísima—, sino que también aseguran su permanencia en el mercado en el futuro.
Es respetuosa con el medio ambiente y con la piel

Uno de los principios fundamentales del estilo ecológico es la sostenibilidad. Desde la fase inicial —el tratamiento de las plantas de las que se obtienen las fibras— hasta las últimas etapas del proceso —la confección de las prendas en fábricas y su distribución—, el respeto hacia el medio ambiente es muy riguroso. Por ejemplo, en el caso del material ecológico por antonomasia, el algodón orgánico, no se utiliza ningún tipo de pesticida químico —son sustituidos por depredadores y pesticidas naturales—, la rotación de los cultivos viene a sustituir al tradicional y destructivo cultivo masivo, y los tintes naturales —habitualmente obtenidos de plantas— aseguran la ausencia de colorantes y productos químicos en las prendas.

Esta ausencia de químicos —en muchas ocasiones tóxicos, de un modo u otro— durante todas las fases del proceso no solo preserva la salud del medio ambiente y previene contra el cambio climático, sino que también evita reacciones alérgicas en los humanos. Esta cualidad es especialmente significativa cuando se trata de prendas para bebés, debido a la mayor sensibilidad de su piel y a la menor cantidad de defensas que poseen.

Aparte del algodón orgánico, otros materiales comúnmente utilizados por la moda ecológica son el lino —la fibra textil más antigua en la historia— y el bambú —obtenido a partir de una planta antibacteriana y biodegradable—. Además, en los últimos años están surgiendo alternativas realmente curiosas y atractivas en el sector. Tal es el caso del Tencel, una fibra celulosa natural y biodegradable obtenida a partir de la pulpa de madera, o del ‘tejido de leche’, un material obtenido a partir de la combinación de más de quince aminoácidos distintos que, además de ser respetuoso con el medio ambiente, alimenta y nutre la piel.

En la actualidad, y gracias a la cada vez mayor presencia de empresas que fabrican sus prendas de manera íntegramente ecológica y sostenible, los costes de producción y, como consecuencia, de venta al público, son cada vez más competitivos.